Nuestras Voces: Margot de NPH Honduras

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Margot* es una estudiante universitaria de segundo año que también ayuda como educadora y tía en NPH Honduras. En esta carta, ella comparte sus sentimientos sobre la pandemia y lo agradecida que está de ser parte de NPH.

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14 Oct 2020

Querido Mundo:

¡Estoy feliz de escribirles a todos! Llegué a NPH en 1994 con mis cinco hermanos cuando tenía menos de 12 meses. Ahora tengo 25 años y estoy en segundo año en la Universidad Nacional, donde estudio Educación Física.

La situación en la que nos encontramos con COVID-19 no es fácil para mí. Sin embargo, con la ayuda de NPH, me siento segura y con la necesidad interior de ayudar a la familia. Me preocupan mucho mis hermanas que no tienen trabajo, lo que dificulta el apoyo a mis sobrinos que probablemente perderán un año de escuela.

Actualmente trabajo como educadora con los niños más pequeños en el hogar de NPH Honduras, desempeñando un papel de madre, mientras también estudio en línea. Lo que más me gusta es compartir mi tiempo con los niños, hacer actividades y ayudarlos con sus deberes.

Para mí, mis padrinos son personas muy importantes e influyentes en mi vida. A través de su ayuda, han tenido un gran impacto en mí como persona. Me siento muy agradecida. Mis padrinos me ayudan económicamente, a través del amor de sus grandes corazones, han cambiado mi vida social y a través de cartas hemos fortalecido nuestra amistad. Además, me han ayudado a lograr mis objetivos. Los padrinos son importantes porque son los encargados de velar por nuestro bienestar, contribuyendo al proceso de nuestra formación educativa, espiritual y personal.

Para concluir, estoy realmente agradecida. Primero, por pertenecer a la gran familia de NPH. Gracias a mis padrinos por su gran amor y apoyo en este difícil momento que atravesamos. Están en nuestras oraciones y pensamientos. También quiero agradecer a todas las personas que trabajan en NPH por su gran devoción y compromiso con esta gran familia de NPH.

Con cariño.

Margot*

Margot llegó con sus hermanos a Rancho Santa Fe, Honduras, después de que sus padres fallecieron y no tenía otros familiares que cuidaran de ella y de sus hermanos y hermanas. Le encanta jugar al fútbol y correr en su tiempo libre, y su plato favorito es el arroz con leche, todavía hasta el día de hoy.

*Se ha cambiado el nombre de la niña para proteger su privacidad.